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Tuve una época con 15 años en la que no jugaba nada, es verdad que fueron 4 meses únicamente, 4 meses pueden parecer mucho, más si lo vives en primera persona, pero he de decir que se me pasaron rápido, de hecho me lo pasaba excesivamente bien en el banquillo, por eso era uno de los jugadores suplentes habituales del equipo de fútbol en el que «jugaba». 

Recuerdo esa época como una etapa en la que los que éramos suplentes además éramos muy amigos, teníamos nuestras rutinas, nos repartíamos las tareas, “tu compras las pipas, tu los chicles y tu los chupachups. “ También si alguno de los que éramos habituales suplentes jugaba de titular le llamábamos de todo y nos pasábamos el partido riéndonos de él… en fín, muy divertido todo pero el que menos tiempo se pasó sin jugar de este maravilloso grupo fue 3 meses. 

El asunto es que no he venido a contarte ni la marca de pipas ni de que sabor eran los chicles que comíamos, quería contarte como logré salir de ese bucle de suplencia y como logré cambiar mi situación y jugar hasta final de temporada como titular indiscutible. Y lo hago para que apliques esto con tus jugadores suplentes, ya que lo que te interesa es que sean titulares cuanto antes y que haya una rotación real, no forzada, entre tus jugadores ya que aumentará el nivel y competitividad del grupo.

¿Qué vamos a ver en el artículo?

¿Cómo piensa un suplente de un equipo de fútbol?

Ya hemos hablado mil veces que el entrenador es un líder, que debe liderar desde dentro del grupo y que además es imposible hacerlo si no tiene empatía con sus jugadores. 

Es relativamente sencillo tener empatía y predisposición a escuchar a tus jugadores cuando ellos está dando lo mejor que tienen y están poniendo su rendimiento al servicio del grupo. El problema es cuando un jugador no lo hace y es suplente habitual, precisamente por esa razón. Esto nos bloquea mentalmente y nos impide tener esa empatía con el jugador. En muchas ocasiones pensamos: “ Si no está dando lo mejor de sí, no voy a perder el tiempo con él”

Esto es un error de peso, ya que a todos los entrenadores, lo que verdaderamente nos viene bien, es tener a todo el grupo comprometido y preparado para competir en cualquier momento. Por lo que es imprescindible conocer como piensa un suplente para ayudarle a que aporte su mejor versión y pueda participar en el equipo. 

Podríamos dividir las creencias de un suplente en 3 etapas: 

  • Etapa de creencias victimistas
  • Etapa de creencias certeras
  • Etapa de creencias cambiantes

Vamos a explicar cada una de ellas.

Etapa de creencias victimistas

Esta es la primera etapa, la más dura de todas, muchos jugadores no logran nunca salir de esta etapa y dependiendo de la edad hay algunos que incluso dejan el fútbol. 

En esta etapa el jugador que es suplente habitual en el equipo piensa que no tiene nada que hacer, que el entrenador le tiene manía y que es imposible que nada cambie su situación. Pierde el control total de la situación, piensa que es imposible cambiar su rol dentro del grupo y se queda estancado. Todo lo que le ocurre gira en torno a ese tipo de pensamientos, si juega 10´ es que el tiempo que le da el entrenador es insuficiente, lo mismo ocurre si lo que juega son 30´. Si sale de titular un día y su rendimiento es malo el problema es que el entrenador no le da continuidad y por lo tanto es imposible que su rendimiento sea bueno. Es decir, la culpa nunca es suya y la responsabilidad de sus acciones tampoco…



Etapa de creencias certeras

A esta etapa el jugador llega con ayuda, habitualmente del entrenador, que le indica las acciones necesarias para lograr cambiar su rol en el equipo. En esta etapa se vive la mayor situación de conflicto: “ ¿me dice esto simplemente para que me quede contento o realmente haciendo esto puedo cambiar mi situación? 

El jugador valora la opción de cambio de rol, empieza a ver que su actitud no es la correcta y comienza a darse cuenta que si es capaz de cambiar su manera de pensar, cambiará su manera de actuar y por tanto su situación también lo hará. 

Etapa de creencias cambiantes

El jugador, con un nuevo marco mental instaurado, valora su situación de suplente como algo momentáneo, ve que está haciendo las cosas bien y valora cada minuto de juego como una oportunidad de demostrar su rendimiento y lo más importante, como una forma de ayudar al equipo. Además acepta de buena manera ser suplente en algunos partidos ya que su percepción individualista ha cambiado, aporta al grupo desde su rol y esto le genera satisfacción.

Todos los jugadores pasan por estas etapas, tal vez tu no las has percibido de la misma manera pero te voy a contar algo…

jugador-suplente
Jugador suplente

Diferencias entre jugadores suplentes

Evidentemente hay muchas diferencias entre todos los jugadores, cada uno tiene una manera de afrontar la situación que les ha tocado vivir, les diferencia la mentalidad principalmente, pero hay un punto más importante, que les hace permanecer en suplencia todo el año o salir frecuentemente de su rol. 



La madurez

No todos los jugadores maduran de la misma manera ni a la misma velocidad, y además es imposible pretender que lo hagan, por lo que necesitan acompañamiento y muchas tardes de conversación con el entrenador. 

¿Cómo ayudar a los jugadores suplentes de tu equipo?

El entrenador tiene la obligación de hacerles entender a sus jugadores los siguientes puntos:

  • Su rol actual en el equipo no es para siempre si cambia su mentalidad
  • Su obligación como jugador de un equipo es ayudar a sus compañeros, desde la posición en la que esté.
  • Ser un jugador tóxico y criticar a compañeros o miembros del cuerpo técnico solo agrava su situación e impide tener la mentalidad adecuada para ayudar. 
  • El que está preparado para ayudar desde fuera, estará preparado para ayudar desde dentro y además tendrá la ayuda del resto del grupo. 
  • Cada minuto de juego es oro, no se pueden desaprovechar. 
  • La mentalidad positiva es sin duda lo que va a hacerte sentir que estás ayudando. 
  • Ponerte al servicio del grupo, respetando la situación y con actitud de mejora constante es sin duda el camino. 
  • La situación más bonita que puede vivir un suplente habitual es sentir que está dando su mayor rendimiento y esto provoca que los jugadores titulares tengan que dar el mejor suyo para no perder el puesto. 

¿Qué no debes hacer con los jugadores suplentes?

Hay muchas cosas que yo recomendaría no hacer con los jugadores suplentes, sobre todo si son inmaduros y no aceptan su rol en el grupo. Son situaciones que muchos entrenadores hacen sin valorar si están agravando la situación, si les están poniendo en una peor posición delante de sus compañeros o incluso se sienten humillados. 

  • Llevar las botellas de agua: Rellenar las botellas de agua no es obligación de los jugadores suplentes. Lo es del cuerpo técnico y si llenar las botellas de agua es un problema al estar solo, asigna a 4-5 jugadores esa labor durante la semana, independientemente del rol que tengan en el partido.
  • Tomar datos del partido: Analizar el partido es labor del entrenador, no de los jugadores suplentes. Si no soy capaz de analizar el partido, anotar las acciones más relevantes para analizarlas en el descanso, no tiene ningún sentido mirar una hoja rellena y pretender sacar conclusiones con algo que ha apuntado un jugador suplente, ya que el no me va a dar su feedback ni me va a dar indicaciones de lo que ha ocurrido en ese tramo de partido. 
  • Analizar jugadores rivales: De la misma manera, el jugador suplente no debe estar pendiente de lo que hace el rival para darle información al entrenador, debe estar concentrado en que puede aportar al grupo una vez salte al campo, visualizar las zonas del campo que puede tener opción de participar, adelantarse a los movimientos de su par en el campo y tener un mapa mental que le permita salir con ventaja en cada acción que se vea involucrado. 

Conclusiones

Es fundamental tener en cuenta que podemos hacer mucho por involucrar a nuestros jugadores suplentes con el resto del equipo. Hacerles entender su rol, pedirles los cambios necesarios en su manera de actuar y llevarles de la mano en su proceso de cambio de mentalidad que les permita aportar todo lo posible al grupo. De esta manera todos ganamos, ellos se sentirán útiles y nosotros, como entrenadores habremos ganado un jugador de equipo y no hay nada más importante que esto. 

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¿Te has encontrado con jugadores suplentes que se encontraban en la fase de victimismo? ¿Cómo lo has gestionado?

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